martes, 1 de noviembre de 2022

OCTAVARIO POR LOS FIELES DIFUNTOS DIA 1 INICIO DEL 1 AL 8 DE NOVIEMBRE

INVOCACIÓN INCIAL Y SALUDO (PARA TODOS LOS DÍAS)

V/ En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
R/ Amén.

V/ Comenzamos esta oración por los difuntos poniéndonos en la presencia de Dios. A él le invocamos con este canto recordando que el motor de nuestra vida debe ser el amor.

AL ATARDECER DE LA VIDA (Elijase sólo una estrofa para cada día) 

Al atardecer de la vida me examinarán el amor. (bis)

Si ofrecí mi pan al hambriento,
si al sediento di de beber,
si mis manos fueron sus manos,
si en mi hogar lo quise acoger.

Si ayudé a los necesitados,
si en el pobre he visto al Señor,
si los tristes y los enfermos
me encontraron en su dolor.

Aunque hablara miles de lenguas,
si no tengo amor nada soy,
aunque realizara milagros,
si no tengo amor nada soy.

OTROS CANTOS PARA LA ORACIÓN

ENTRE TUS MANOS

Entre tus manos
está mi vida, Señor.
Entre tus manos
pongo mi existir.

Hay que morir, para vivir.
Entre Tus manos
yo confío mi ser

Si el grano de trigo no muere,
si no muere solo quedará,
pero si muere en abundancia dará
un fruto eterno que no morirá.

RESUCITÓ

¡Resucitó, resucitó, resucitó, aleluya!
¡Aleluya, aleluya, aleluya, resucitó!

La muerte, ¿dónde está la muerte?                     Alegría, alegría, hermanos,
¿Dónde está mi muerte?                                     que, si hoy nos queremos,
¿Dónde su victoria?                                            es que resucitó.


Gracias sean dadas al Padre,                                 Si con Él morimos,
que nos pasó a su Reino,                                         con Él vivimos,
donde se vive de amor.                                        con Él cantamos: ¡Aleluya!

Día 1. LLAMADOS A LA SANTIDAD

La santidad no es el lujo de unas pocas personas, sino sencillamente una obligación para ti y para mí. BEATA TERESA DE CALCUTA

a) LA PALABRA DE DIOS NOS ILUMINA

De la carta a los Efesios Efesios 1, 3-14

Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. El nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. (...) El nos hizo conocer el misterio de su voluntad (...) En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad– a ser aquellos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria. Palabra de Dios

b) LA IGLESIA NOS ENSEÑA 

¿Para qué estamos en la tierra? (Youcat 1)
Estamos en la tierra para conocer y amar a Dios, para hacer el bien según su voluntad y para ir al cielo.

Ser hombre quiere decir venir de Dios e ir hacia Dios. Tenemos un origen más remoto que nuestros padres. Venimos de Dios de quién recibe la felicidad del cielo y la tierra, y somos esperados en su bienaventuranza eterna e ilimitada. Mientras tanto vivimos en la tierra. A veces experimentamos la cercanía de nuestro Creador, con frecuencia no experimentamos nada en lo absoluto. Para que podamos encontrar el camino a casa, Dios nos ha enviado a su hijo, Dios nos ha liberado del pecado, nos ha salvado de todo mal y nos conduce infaliblemente a la verdadera vida. Él es el camino la verdad y la vida. (Jn 14,6).

¿Debemos todos ser «santos»? (Youcat 342)

Sí. El sentido de nuestra vida es unirnos a Dios en el amor, corresponder totalmente a los deseos de Dios. Debemos permitir a Dios «que viva su vida en nosotros» (beata Teresa de Calcuta). Esto significa ser «santo».

Todo hombre se hace la pregunta: ¿Quién soy yo? ¿Para qué estoy aquí? ¿Cómo puedo ser yo mismo? La fe responde que sólo en la santidad llega el hombre a ser aquello para lo que lo creó Dios. Sólo en la santidad encuentra el hombre la verdadera armonía consigo mismo y con su Creador. Pero la santidad no es una perfección hecha a medida por uno mismo, sino la unión con el amor hecho carne, que es Cristo. Quien de este modo logra la nueva vida se encuentra a sí mismo y llega a ser santo.

c) NOSOTROS ORAMOS

Oramos por las intenciones del Santo Padre
† Padre nuestro
† Ave María
† Gloria

Terminamos con la oración final

ORACIÓN FINAL POR LOS DIFUNTOS
(PARA TODOS LOS DÍAS)

CANTO
(Estrofa para todos los días)

Tú nos dijiste que la muerte
no es el final del camino,
que aunque morimos no somos,
carne de un ciego destino.
Tú nos hiciste, tuyos somos,
nuestro destino es vivir,
siendo felices contigo,

sin padecer ni morir.
 

(Días pares)                                                                       (Días impares)

Cuando la pena nos alcanza                                       Cuando, Señor, resucitaste,
por un hermano perdido,                                                 todos vencimos contigo
cuando el adiós dolorido                                                 nos regalaste la vida,
busca en la Fe su esperanza.                                          como en Betania al amigo.
En Tu palabra confiamos                                                 Si caminamos a tu lado,
con la certeza que Tú                                                     no va a faltarnos tu amor,
ya le has devuelto a la vida,                                         porque muriendo vivimos
ya le has llevado a la luz.                                                 vida más clara y mejor. 

V/ Señor ten piedad
R/ Señor ten piedad

V/ Cristo ten piedad
R/ Cristo ten piedad

V/ Señor ten piedad
R/ Señor ten piedad

Padre nuestro que estás en el cielo...

V/ Dales Señor el descanso eterno
R/ Y brille para ellos la luz eterna

V/ Descansen en paz
R/ Amén

V/ Las almas de todos los fieles difuntos por la misericordia de Dios descansen en paz
R/ Amén

V/ Sagrado Corazón de Jesús
R/ En vos confío

V/ Ave María Purísima
R/ Sin pecado concebida

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